Dice la gente que hay cosas que no se pueden disimular por más que se intente, y la verdad me había preguntado si eran cosas físicas o del alma. Finalmente pienso que corresponden a las cosas del alma, ya que un rostro es capaz de mostrar todo de nosotros, quizás seamos tan tontos cuando pensamos que no se nos nota, pero los sentimientos son inaplazables, vienen y van a su antojo por nuestras venas como si estuviesen impulsados por el corazón, ese mismo del que tanto hablan los autores de canciones, historias o cuentos de amor.
La verdad es que no he visto a nadie que lamente sentir aquello que sencillamente nunca tuvo sentido en sus vidas, si lloramos, reímos, lamentamos una perdida o sencillamente estamos dispuestos a sentir a involucrar los sentidos y pasarla bien o mal, es siempre por algo que vale la pena, tanto que sin importar el tiempo que pase, sencillamente se nos meten en las venas y se impulsa con cada latido de nuestro corazón.
Si te importa lo puedes sentir, si te interesa harás lo posible para sentirlo.
Así que cada vez que alguien te haga sentir, ese alguien significa definitivamente algo en tu vida, sino le mirarías con extrañeza y quizás hasta sin comentar nada seguirás tu camino como si nada pasa.
Yo lo sé; hoy más que nunca he aprendido que cosas nunca deseo perder, que cosas tendré que dejar atrás, pero sobre todo sé, que personas jamás quiero que queden atrás o separen su vida de la mía, porque vinieron para compartirla a mi lado y yo al suyo, porque pueden haber tormentas, pero no pueden durar para siempre, sigo confiando en que el barco de mi vida, seguirá alojándolas en mi corazón y estas en el suyo, porque el tiempo puede nublarse pero siempre sale el sol para todos.
Te seguiré escribiendo...
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